Ciudad de México, 4 de
noviembre de 2019
Jorge Prado Zavala(1)
El Instituto de Educación
Media Superior de la Ciudad de México representa un avanzado sistema
de bachillerato basado en un modelo tutorial, esto es, en la atención
y seguimiento personalizados a cada estudiante, entendiéndolo a él
como el protagonista del proceso de enseñanza-aprendizaje. En esta
institución, para que un profesor sea contratado se le exige título
de licenciatura en el área a impartir (o certificación equivalente)
y dos años previos de experiencia docente; hace todo tipo de
exámenes y -además- lo entrevistan personalmente directivos y
consultores encomendados al proceso de selección, lo que asegura que
toda su planta docente posea el más alto perfil entre todos los
sistemas de bachillerato públicos del país.
En el esquema original de
este modelo educativo, materializado en nuestro Contrato Colectivo de
Trabajo, al estudiante se le entrena desde los primeros semestres en
investigar, experimentar y reflexionar en los ejes humanístico,
científico y crítico. Grupos reducidos (de 25 estudiantes) y
cubículos especiales (para profesores y alumnos) facilitan esta
atención. El perfil de egreso se corrobora con la réplica oral de
una tesina denominada Proyecto de Problema Eje (PPE). Con programas
de estudio diseñados por una planta de
Docentes-Tutores-Investigadores (DTI) titulados (varios incluso con
posgrados y/o diplomados en distintas instituciones, medallas,
reconocimientos y publicaciones indexadas), y en trabajo colegiado
interdisciplinar constante, se atiende a comunidades marginadas
social y económicamente en grupos reducidos que, sin embargo,
ofrecen la misma eficiencia terminal proporcional que el resto de
sistemas de bachillerato, y esto sin aplicar exámenes de ingreso.
Hoy muchos ex-estudiantes del IEMS egresan ya de las universidades
públicas y privadas. Muchos han continuado estudios en Cuba, Corea,
Egipto y EU. Muchos han cursado estudios de posgrado (UNAM, UAM,
FLACSO, CINVESTAV, etc.).
Hoy por hoy, la educación
media superior es el intervalo formativo más estratégico en México,
por atender a la población que en el futuro inmediato decidirá los
destinos del país. Es indispensable garantizar su calidad con
profesores titulados, comprometidos y en constante perfeccionamiento.
Los planes y programas de estudio deben permanecer en constante
evolución para encajar entre las vanguardias globales. El modelo de
bachillerato tutorial del IEMS responde a esa necesidad de “construir
futuro”, enfocándose en la calidad del perfil -más que en la
cantidad (mal llamada “eficiencia terminal”)- de los egresados. A
los antes mencionados protocolos para la admisión de sus
trabajadores cabe sumar otros instrumentos que dan cuenta de una
continua evaluación del personal, especialmente a los DTI: listas de
asistencia, Programa Académico Personal, Informes de Corte, Informe
Final, minutas de reuniones académicas, asistencia a Jornadas
Académicas, llenado cualitativo y detallado de evaluaciones
(diagnóstica, formativa, compendiada), evaluación perceptual por
parte del estudiantado, autoevaluación docente, etc.
Si el IEMS garantiza hoy
por hoy una educación de alta calidad, ¿por qué entonces el bajo
número de egresados?
La respuesta objetiva
está en el origen mismo del IEMS. Esta institución fue concebida
para responder al derecho de todos los mexicanos a acceder a la
educación media superior (hoy obligación constitucional), un
derecho negado por otros modelos de bachillerato cuando discriminan
en su ingreso a aquellos estudiantes que no tengan un promedio mínimo
y/o que no aprueben –según sus propios criterios- un examen de
ingreso y/o que no tengan los recursos suficientes para solventar sus
estudios. Esa discriminación convierte a la mayoría de estudiantes
de bachillerato en una población de elite. En contraste, el IEMS, al
exigir como únicos requisitos el Certificado de Secundaria y superar
un sorteo aleatorio, es el sistema que más se acerca al mandato
constitucional de ser democrático, gratuito y de calidad. Recibimos
así alumnos de zonas consideradas socioeconómicamente marginales,
varios rechazados por otros modelos educativos y muchos sin hábitos
de estudio consolidados. En otras palabras: hemos logrado hacer
llegar una preparatoria de avanzada donde realmente más se
necesitaba.
Si no hay suficientes
egresados es: 1. Porque nuestro ingreso y los grupos son
necesariamente reducidos (para asegurar la atención personalizada);
2. Porque muchos de nuestros estudiantes tienen urgencias que los
distraen de sus actividades académicas (el hambre, la familia, el
trabajo, la violencia en formas inimaginables, adicciones, embarazos
no planeados, la falta de certidumbres en el horizonte global, etc.);
3. Porque no se contratan suficientes profesores para mantener los
grupos reducidos; 4. Porque no se ha apoyado lo suficiente la
investigación educativa institucional (cada nuevo alumno trae un
perfil específico, luego entonces exige que cada profesor en la
práctica analice y desarrolle estrategias didácticas específicas);
5. Porque en nuestra institución “democrática e inclusiva”
muchos de nuestros trabajadores no gozan de estabilidad laboral
mediante su basificación (intendentes, administrativos, profesores
del sistema semiescolarizado, profesores interinos); 6. Porque la
institución se ha visto contaminada con prácticas de corrupción
(nepotismo, jineteo de recursos, outsourcing, burocracia “de
confianza”); 7. Porque nuestras autoridades se niegan a actualizar
su forma de ver, entender y operar una verdadera política educativa.
Los años de experiencia
en el IEMS nos permiten ofrecer las siguientes soluciones para
rescatar al IEMS: 1. Descuantificar institucionalmente la noción de
eficiencia terminal, priorizando el criterio de cómo egresan
nuestros alumnos sobre el de cuántos egresan; 2. Apoyar y fortalecer
la tutoría con el fin de mejorar paulatinamente la atención
personalizada a nuestros estudiantes (lo que implica el mantener
rigurosamente no más de tres grupos por profesor, de no más de 25
alumnos cada uno); 3. Apoyar y fortalecer la investigación educativa
para impulsar en cantidad y en calidad el desarrollo de estrategias
didácticas que faciliten el aprendizaje de los estudiantes así como
para propiciar la buena evolución de los planes y programas de
estudio; 4. Apoyar y fortalecer la investigación disciplinar con el
propósito de que los profesores sigan actualizándose y mejorando en
sus particulares campos de estudio, que son por cierto sus mismos
campos de enseñanza; 5. Escuchar las observaciones y propuestas de
estudiantes (especialmente los egresados), profesores y trabajadores
del IEMS (y basar en ellos cualquier revisión y reforma
institucional); 6. Entender que todo esto no podrá ser mientras los
rubros de la tutoría y la investigación no sean reconocidos en el
perfil laboral del profesor mediante su plena integración salarial;
7. Reconocer institucionalmente como investigación las prácticas
educativas como el teatro, las publicaciones, los seminarios, los
congresos, las jornadas académicas y culturales; 8. Reconocer
institucionalmente mediante su basificación, dignificación salarial
y capacitación continua a los trabajadores de intendencia,
administrativos, a los profesores del sistema semiescolarizado y a
los interinos (la dignificación salarial significa garantizar que el
estipendio no pierda su poder adquisitivo al paso de los años); 9.
Reconocer la antigüedad objetiva de todos los trabajadores (en su
salario y en un verdadero programa de años sabáticos); 10.
Reconocer materialmente (como lo hace la generalidad de las escuelas
públicas) el esfuerzo del trabajador por superarse académicamente
en talleres, diplomados, licenciaturas, maestrías, doctorados y
otras certificaciones; 11. Desarrollar programas y protocolos reales
de inclusión que faciliten el aprendizaje de adultos mayores y
personas con capacidades diferentes; 12. Transparentar la
administración financiera del IEMS; 13. Evitar el nepotismo; 14.
Mejorar constantemente la infraestructura institucional
(acrecentándola y dándole verdadero mantenimiento y actualización),
y 15. Incrementar cada año el presupuesto directo a la educación.
De manera lamentable, la
sucesiva imposición externa y vertical de directores y subdirectores
institucionales más ocupados por intereses personales y políticos
que por la calidad de la educación, ha hecho que la resolución de
su compleja problemática (que las autoridades mal diagnostican
“conflictiva”) sea buscada desde afuera y no desde donde es
vivida: en las aulas, en los cubículos, en los laboratorios… en la
formación integral de cada estudiante.
Entre las acciones
demoledoras de nuestra actual administración, las asesorías, el
seguimiento y acompañamiento personalizado, y el trabajo de
investigación educativa y disciplinar están siendo orillados a
volverse imposibles ante el crecimiento poblacional de los grupos (es
claro que se quiere aumentar el ingreso para incrementar el egreso),
lo que viola el Contrato Colectivo de Trabajo. Además, junto a otros
“obstáculos” para el egreso, se explora abrogar el Proyecto de
Problema Eje con el que hoy los estudiantes del IEMS se confirman
aptos para redactar investigación básica en cualquier universidad.
Otro acto absurdo es la imposición de evaluadores de naturaleza
ajena a nuestras escuelas (provienen de la Escuela Nacional
Preparatoria y no tienen otra visión), cuando lo lógico es que el
mismo sistema educativo genere sus indicadores de evaluación (a la
fecha no hay instancia exterior capaz de entender, valorar y evaluar
el modelo tutorial del IEMS.) Finalmente, no es nada razonable que se
declare que no hay recursos para contratar profesores de base, ni
para comprar lámparas en los salones, ni no-breaks y mouses para las
computadoras, ni para dotar de libros a las bibliotecas, ni para
habilitar auditorios y cubículos estudiantiles a todos los planteles
(como lo exige el modelo educativo), cuando, de manera paralela, se
sigue contratando personal de confianza y pagando servicios de
outsourcing (sobre todo cuando los Poderes Ejecutivos federal y local
ya condenaron públicamente esas prácticas neoliberales).
El modelo del Instituto
de Educación Media Superior de la Ciudad de México fue pionero en
la implementación de la tutoría, la investigación y la inclusión
de poblaciones marginales como bases fundamentales para elevar la
calidad educativa de la nación mexicana desde su misma capital.
Pocas autoridades políticas y educativas han reconocido sus
aportaciones, pero hoy por hoy la figura del tutor es indispensable
para entender, acompañar y seguir al estudiante en la construcción
de un aprendizaje significativo, háblese tanto de conocimientos y
habilidades como de actitudes. En conclusión, el IEMS representa una
gran idea, un valioso proyecto y un modelo de vanguardia
extraordinario en México y en toda Latinoamérica que hay que
voltear a ver, fortalecer y replicar.
* * *
(1) Dr. en Humanidades
por la Universidad Autónoma Metropolitana (Medalla al Mérito
Académico 2012). DTI de Lengua, literatura y Artes escénicas del
IEMS Iztapalapa 1. Este manifiesto actualiza su artículo “Vanguardia
en riesgo”, publicado en la internacionalmente indexada y arbitrada
revista científica Horizonte de la ciencia (vol. 6, no. 10, 2016),
que puede consultarse y descargarse de manera totalmente gratuita a
partir del siguiente link:
http://revistas.uncp.edu.pe/index.php/horizontedelaciencia/article/view/209.