Ciudad
de México a 12-XII-2018
Diez
ideas para amargar la Navidad
La
denuncia, una labor de hormiga
José Luis Medrano Torres
“Una
mala conciencia se cura fácilmente.
La
mala reputación no.”
Federico
Nietzsche
Dinorah
Pizano ha cometido un fraude tragicómico, mágico y musical, no solo
en contra de los bienes del IEMS, sino también a sus trabajadores
(algunos, sospecho, fueron comparsa de esta fiesta). En su
administración la “seño” practicó esas virtudes esotéricas a
través de las cuales, por arte de magia, desapareció una buena
cantidad de recursos (que no pocos sospechamos se fueron a la campaña
electoral, que perdieron) y también encantó al ISSSTE para que los
Docentes Tutores Investigadores adquirieran el don de ubicuidad:
fueron a un mismo tiempo convertidos en trabajadores
de base
y personal
de confianza
en los dos
apartados del 123 Constitucional. ¡Logró que los DTI estén sujetos
a una doble normatividad y a una doble categoría! Maravilloso es
estar cobijados por el Contrato Colectivo de Trabajo desde el A), y
por las Condiciones Generales de Trabajo desde el B). ¿O
desprotegidos impunemente? El “gravísimo error” del ISSSTE, que
de un plumazo pasó a todos los DTI a una categoría de confianza
ocurrió ¡justo en la quincena en que Dinorah dejó el puesto!
¡Kabúm, y ya no está! Ante tales sortilegios mis amigas, las
antiguas hermanas de la vela perpetua, dijeron: “¡Bendito sea dios
y alabado el santísimo! ¡El diablo anda suelto!”
De
la respuesta dada por los dirigentes sindicales deduzco también el
poder de obnubilación que ejerció sobre ellos, pues tienen una
pérdida pasajera de entendimiento y capacidad de razonar. Ellos
argumentaron:
“… hay
que hacer listas y presentar una queja, porque el problema es
personal”
¿Y
para que es el sindicato, digo yo?
“[…]
estamos en el apartado
A)
o sea la
LFT […]
nada nos define en los hechos como trabajadores de confianza [...]”
¡Dioses
del Olimpo, ampáranos gran señor! Si es la Ley Federal del Trabajo
quien te protege, ¿por qué el ISSSTE, entidad de los
Trabajadores del Estado
administra tus comprobantes de pago y te transfiere así, a la
categoría de confianza?
¿O
será su habilidad semejante a la de una pitonisa? Echó luz sobre el
engaño que años atrás tiene a esta especie en estado de
somnolencia. Hay evidencias, sembradas aquí y allá, que es la Ley
Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado la que debe regir
las relaciones laborales tanto de los trabajadores administrativos
como académicos. Véase para el caso, en el archivo alojado en
InfoDF (https://goo.gl/Qfg7RL)
de folio
0311000084718, la nota a pie de las tablas que dicen: “El presente
documento está creado con fundamento en el artículo 7° de la Ley
Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado...” Más claro,
buscar en los Informes
de cuenta pública
del IEMS, el texto siguiente:
“Las
relaciones de trabajo con el personal, se rigen por la Ley Federal de
los Trabajadores al Servicio del Estado (ISSSTE), Reglamentaria del
Apartado “B” del Artículo 123 Constitucional”
Nada
que agradecer, cobró por su servicio.
A
propósito de esto, acá diez ideas escarlata para Navidad:
Primero.
Si de la misma manera que todos los caminos llevan a Roma, ¿los
indicios nos conducen a las mismas conclusiones? Parece ser que la
Pizano encontró que las relaciones laborales de los trabajadores del
IEMS deben normarse por el apartado “B” y, como dice Ginzburg:
“...detrás
de ese paradigma indiciario o adivinatorio,
se vislumbra el gesto tal vez más antiguo de la historia intelectual
del género humano: el del cazador”.
Al volver a los DTI personal de confianza en su específico apartado,
los convirtió en su presa. Y dejó un regalo a la administración
siguiente, el plato puesto: todo personal de confianza, por regla no
escrita, está obligado a presentar su renuncia al momento del cambio
de administración. O, en su defecto, se les puede despedir sin
responsabilidad para el patrón, otorgando por este hecho una mísera
compensación. El argumento del despido puede ser la “pérdida de
confianza” o la “no presentación de declaración patrimonial”.
Por cierto, ¿la
organización sindical está reconocida para los este tipo de
trabajadores?
Segundo.
Con las ínfulas que da el manejo de las artes oscuras, Dinorah
Pizano por la vía de los hechos, hizo incompetente a la Junta Local
de Conciliación y Arbitraje (JLCA); por sus pistolas, anuló el
Contrato Colectivo de Trabajo (CCT); y del Contrato Individual de
Trabajo borró la Cláusula Vigésima, en la que se especifica que
los conflictos entre el “Instituto” y los trabajadores se tratan
en la JLCA, que es la instancia que juzga los conflictos laborales
que se sustentan en la Ley Federal del Trabajo, Reglamentaria del
Apartado “A”. No sé si agradecer o pagar con sangre.
Tercero.
Aunque los conjuros exceden a la razón y la lógica, no por eso
pierden su efectividad. Con un
hechizo
hizo ver a los sindicalistas la ambigüedad de su caso y por ello
deben dudar a qué ventanilla recurrir, pues la LFTSE dice que sus
conflictos laborales deben resolverse ante el Tribunal Federal de
Conciliación y Arbitraje, no ante la Junta Local de Conciliación y
Arbitraje, que sólo conoce casos de la LFT. ¡Kabúm, el carruaje se
hizo calabaza! En este caso, ¿quién toma la nota?
Cuarto.
¿Podría por esta alquimia deducirse que los DTI nunca fueron
trabajadores, que todos carecen
de reconocimiento laboral,
que
siempre
fueron y seguirán siendo Prestadores de Servicios Profesionales y
que en los hechos se confirma el outsorcing
(pues
reciben salarios altos, con seguridad mínima al momento de ser
despedidos o jubilados)?
Quinto.
El toloache, para mejor efectividad, se aplica de tiempo atrás. El
estado de indefenión se aderezó con el apagón
pedagógico,
eso que derrumbó
el egreso. Los resultados de su materia de trabajo no los sustentan.
Sexto.
La transmutación de la materia, que hizo del fraude laboral un
asunto legal, obliga a la aplicación del Artículo 17 de la Ley del
ISSSTE, que en el caso de los DTI y para sus aportaciones, sólo
reconoce para esos efectos el “Sueldo tabular autorizado bruto”,
no así las asignaciones por asesoría o investigación (insisto,
buscar en InfoDF el folio 0311000084718).
Séptimo.
La efectividad de los hechizos se observa en la letra muerta. A los
compañeros que tienen un crédito de vivienda con el ISSSTE les
están cobrando intereses por no cubrir el pago mínimo porque, por
tabulador, a los DTI sólo se les puede descontar sobre el Sueldo
Básico; es decir, no se descuenta de las asignaciones de tutoría e
investigación.
Octavo:
Ni a los muertos dejan descansar… y a los medio vivos ya los
quieren enterrar. El fraude alcanza al derecho de marcha y la
jubilación, pues el cálculo que debía hacerse sobre $28,357 lo
realizan a partir de $12,487. ¡Hagan ustedes cuentas! Y peor, en los
hechos: al DTI José Luis Medrano, la jubilación la pagan en $6,309.
Noveno.
A pesar de la ascendencia confesional de Pizano –Opus Dei–, no
encontramos por ningún lado el amor al prójimo; empezamos a
sospechar que la maldad viene de la Casa del Señor, pues el
gerencialismo que practica se asemeja a la parte depredadora del
neoliberalismo, esa que en educación es piedra angular de la Ley del
IEMS, mejor conocida como Ley
Yuriri (esa
que combatimos en 2014):
vuelve el trabajo educativo en maquila y a los trabajadores los mete
a
fuerza
(mi amá diría otra palabra) al outsorcing,
tanto en su modalidad escolarizada como ahora, de manera descarada,
tienen al semiescolarizado. ¡Qué decir de los trabajadores de
intendencia! A propósito… Pizano está entre los promoventes de
esa iniciativa. ¡Vieja conocida!
Décimo.
Las artes oscuras, la alquimia laboral, los conjuros y los hechizos
se aplicaron para volver a las instituciones ineficientes, incapaces
de manejar y distribuir eficientemente sus recursos. A pesar que el
proyecto educativo del IEMS se mantuvo fuera de los estándares de la
feneciente Reforma educativa, estos otros indicios apuntan a la
continuidad del proyecto neoliberal, o sea, el camino para la
privatización se está pavimentado.
Por
ello, un llamado a todos los sindicalista para continuar con la
defensa del proyecto, iniciar una discusión seria con documentos en
mano, después buscar los canales para la movilización conjunta.
Solo la unidad de todos los sindicalistas puede sacar al IEMS
adelante.
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