Octavio
Rodríguez Araujo
¿De
dónde salió Enrique Peña Nieto? ¿Cómo logró la popularidad que
le asocian diversas encuestas? Algunos dicen que su carrera política
se inició porque es de Atlacomulco. Este pequeño y poco poblado
municipio no sería significativo si en él no hubiera nacido Isidro
Fabela, político y diplomático que tuvo gran influencia en su
estado. El mérito político de Fabela fue institucionalizar a
caciques y políticos de su estado. Pero no formó ningún grupo.
Algunos atlacomulquenses se han encargado de darle fama a su
municipio permitiendo que se hable del Grupo Atlacomulco al que
pertenecen políticos originarios de otros municipios. No es un
grupo, sino una red de parientes, amigos y cómplices a menudo
enfrentados por decisiones de diversos presidentes de la República.
Así, Miguel Alemán apoyó a Salvador Sánchez Colín contra la
opinión de Fabela y de Alfredo del Mazo Vélez, padre de Alfredo del
Mazo González. Ruiz Cortines hizo lo mismo: contra el candidato de
Fabela, que era un atlacomulquense, designó a Gustavo Baz. Con Baz
en el gobierno despegaron tanto Jiménez Cantú (también médico) y
Carlos Hank González. Hay más ejemplos, pero largos de mención.
Conviene decir que muchos de los que fueron adversarios en un momento
dado fueron aliados en otras ocasiones. "El interés tiene
pies", y en política los intereses son los que cuentan y así
como unen separan.
Los
Montiel, los Del Mazo, los Peña y los Nieto, en su mayoría de
Atlacomulco, tienen nexos de parentesco, y Enrique es su delfín,
destacadamente de Alfredo del Mazo González y de Arturo Montiel. Fue
criado con esmero para ser gobernador y, de ser posible, Presidente.
Arturo Montiel lo ungió para sucederlo en el gobierno del estado; la
Universidad Panamericana, del Opus Dei, lo formó como abogado; y el
PRI lo hizo miembro desde 1984, cuando tenía 18 años de edad. Por
el distrito con cabecera en Atlacomulco fue diputado local y de ahí
pasó a candidato para gobernar su estado. Una carrera política,
como se ve, de segunda clase, opaca y poco prometedora, pero con
parientes muy poderosos en la entidad.
Se
dirá que Alfredo del Mazo ya se había retirado de la política
desde 1997 cuando perdió sus posibilidades de ser jefe de Gobierno
del Dsitrito Federal, pero su red de relaciones en el interior de su
estado las ha mantenido. El caso de Arturo Montiel fue diferente:
tuvo rivalidad con Roberto Madrazo antes de terminar su periodo de
gobierno, pero fue apoyado por políticos relevantes (varios ex
gobernadores) para competir en el PRI por la candidatura a la
Presidencia. Al grupo en apoyo de Montiel se le llamó Tucom (todos
unidos contra Madrazo), pero el presidente del partido y aspirante a
candidato presidencial sacó al mexiquense sus trapitos sucios al sol
y lo quemó. Peña Nieto, ya como gobernador, le cubrió las espaldas
a su pariente y, como ocurre en México, el político quedó libre de
cargos de corrupción y de enriquecimiento ilícito.
Como
gobernador, ganó fama y reconocimiento, aunque tuvo tropiezos que le
restaron popularidad, como el caso Atenco (el de los floristas, no el
del aeropuerto) y el de la niña Paulette. Sin embargo, ganó
prestigio entre las elites empresariales por "demostrar firmeza"
ante los movimientos sociales al margen de las instituciones y por
defender a los amigos de su primo, alcalde de Huixquilucan (los
padres de Paulette). Se afirma que tiene buena relación con la
Iglesia católica del estado, especialmente con Onésimo Cepeda, cuya
diócesis (según Wikipedia) es la más poblada del mundo. Quizá la
influencia que debe tener este obispo en el Vaticano sirvió para que
la Iglesia declarara inexistente el matrimonio de Angélica Rivera
con José Alberto Castro y así casarse con Peña Nieto (no lo sé).
Por
Angélica Rivera o razones semejantes, Televisa es uno de los medios
de difusión de la imagen de Peña Nieto y su matrimonio con La
Gaviota le ha dado más popularidad. En un país donde millones de
mexicanos viven las fantasías de las telenovelas no es difícil ver
a la pareja como un cuento de hadas hecho realidad. La percepción
mata a la realidad, y más ahora que ésta no ofrece nada o casi nada
positivo a la mayoría de la población.
No
pocos grandes empresarios, señaladamente los del estado de México
(que son de los más importantes del país), apoyan a su ex
gobernador. Y como las encuestas lo revelan como el mejor
posicionado, la mayoría de los gobernadores priístas también lo
apoyan. En la reciente ceremonia de los dos gobernadores, Peña Nieto
y Eruviel Ávila, se vio el poder económico y político de los
asistentes. Los toluqueños nunca habían visto tantos helicópteros
llevando a invitados. Ahí estaba el dinero y el poder de empresarios
y del priísmo renacido gracias al desprestigio que se han ganado el
PAN y Calderón, y también al desprestigio que los perredistas han
mostrado en sus marrullerías internas y como gobernantes.
Peña
Nieto es un joven que aprendió a ser político como gobernador. No
es bueno en los discursos, sin un guión sus disertaciones se caen, y
tiene ademanes muy estudiados, seguramente ideados por un buen
fabricante de imagen. Ideológicamente, tiene muy poco que ver con el
partido de sus abuelos. En lo único que se parece a los viejos
priístas es en la prepotencia y la vanidad de creer que las pueden
de todas todas sin hacer concesiones a los demás, salvo a los más
poderosos. Está por un menor intervencionismo del Estado en la
economía y las privatizaciones, incluida Pemex. Es un tecnócrata
neoliberal, muy del tipo de Salinas de Gortari (quien sin duda lo
asesora).
Peña
Nieto es más bien un hombre de derecha, por añadidura, autoritario
y muy ambicioso. Pertenece a la nueva camada de priístas menores de
50 años, medio juniores y medio yuppies, pragmáticos y buenos
negociadores en corto con quien les convenga independientemente de
ideologías, siempre que les sirvan para escalar posiciones en sus
metas de poder.
Por
más que analizo su carrera no encuentro elementos relevantes para
explicarme la popularidad que le atribuyen casas encuestadoras. Se
dice que su notoriedad se debe a los apoyos que recibe de los medios,
principalmente electrónicos, y estoy por aceptarlo como hipótesis…
pues no veo otra.
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