A continuación, reproducimos comentarios acerca de artículo publicado en la Hormiga de la Base. Esperamos que la discusión enriquezca la visión de un tema esencial para la vida de todos nosotros: La educación pública.
Por
Adolfo Benjamín Marín Aguilar*
Ciertamente,
compañero Barrera, la educación pública es la única salida; no
obstante, estoy en desacuerdo con tu visión simplista, si me
permites. Por un parte, nada tiene el gobierno federal (y sus
tecnócratas) de "aturdido y miope", por el contrario, sabe
lo que hace y ha estado dando, con gran sigilo y gradualmente, golpes
a la educación (la reforma que se pretende hacer a un artículo de
la constitución, en estos días, buscan modificar, por ejemplo, la
educación laica). Lo más terrible (y ojalá esté equivocado) es
que no hemos mostrado, los que trabajamos en la educación, ni la
suficiente organización ni la capacidad para contrarrestar estos
embates. Por otra, ciertamente, tienes razón de rechazar términos
tecnócratas y de mercado asociados, sin duda, al capitalismo, como
son "excelencia" y "calidad"; pero yo me iría
más despacio al criticar un término como "competencia".
No puedo dejar de reconocer, mínimamente, que tal noción ha estado
asociada también al capitalismo y, por ende, arrastra una carga
negativa (por dar un ejemplo de uno de sus sentidos negativos: la
competencia desigual entre quienes tienen y quienes no). Sin embargo,
desde lo poco que sé (y espero no ignorar o equivocarme) tal
concepto lo acuña, en otro sentido, por supuesto, Noam Chomsky,
lingüista estadounidense, en su libro (si mi memoria no me
traiciona) Estructuras sintácticas, quien ha sido un crítico muy
serio del status quo estadounidense, así como del imperialismo
yanqui: el término que genera lo denomina "competencia
lingüística", y lo define, más o menos, así: la capacidad
que tiene cualquier individuo de generar o producir enunciados a
partir del conocimiento que tiene de su lengua y las normas que la
conforman. De esta noción han derivado otros tanto términos
(competencia lectora, escrita, matemática, etc.).
Quizá sea la
ignorancia la que nos gana porque creo, y lo digo con certeza y sin
la menor duda, que ellos, los tecnócratas (quizá no los nuestros,
pero sí los gringos), sí leen todo lo que se dice, o se propone
teóricamente, alrededor de las ciencias y las humanidades y, por
supuesto, las utilizan a conveniencia.
En
conclusión diré que, si no hacemos algo, estaremos fregados. Dos
preguntas surgen: ¿qué hacemos para desarrollar una mejor
"competencia organizativa" con la cual podamos enfrentar
estos golpes?, ¿qué y cómo hacemos para generar una "competencia"
que revierta los embates en contra de la educación, la capacidad
para contrarrestarlos?
Saludos.
P. D.:
Anexo algo al respecto que se publicó en La Jornada.
*Profesor
de la academia de Lengua y Literatura en el plantel GAM1, "Belisario Domínguez" del IEMSDF (Prepas del
D. F.)
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