Las cifras que hacen de la Estela de
Luz, el monumento a la corrupción
Con 15 meses de retraso, por fin se
terminó de construir la Estela de Luz, el monumento que,
supuestamente, serviría para conmemorar el bicentenario de la
Independencia de México.
Desde el inicio, la obra de la Estela
de Luz ha estado plagada de corrupción y excusas para su tardía
entrega y el excesivo costo del proyecto. Estos son algunos datos y
cifras que ponen en evidencia por qué ha sido llamado, con justa
razón, el monumento a la corrupción.
Febrero de 2010 es la fecha de inicio
de la obra de la Estela de Luz, sobre Paseo de la Reforma, frente a
las rejas de Chapultepec.
Gutsa fue la empresa encargada de su
construcción.
El coordinador general de la obra, Juan
Alberto Bravo Hernández, trabajó en Gutsa hasta agosto de 2009.
Poco tiempo después, Bravo Hernández
se convirtió en asesor técnico de la empresa III Servicios, filial
de Petróleos Mexicanos encargada de la obra; desde ahí, invitó a
su antigua empresa, Gutsa, a participar en la obra, y se le entregó
el proyecto de la Estela de Luz. No hubo licitación.
En ese momento, Gutsa se encontraba
inhabilitado por anomalías en la construcción de la Autopista del
Sol.
El proyecto entregado por la empresa
constructora entregó un proyecto a la SEP en el que se establecía
que la excavación debía de ser de 30 metros de profundidad; esta
cifra estaba equivocada, y la obra sufrió retrasos por los malos
cálculos de los arquitectos y autoridades. La profundidad de la obra
terminó siendo de 50 metros.
Mil 222 millones de pesos es la
cantidad que entregó la Secretaría de Hacienda para el proyecto; el
costo reportado de la obra es de mil 35 millones. Como el mismo
Secretario de la Función Pública aseguró, nunca se dio a conocer
en qué ni cómo se ejercieron estos recursos.
El costo presupuestado de la obra era
de 398 millones de pesos, 637 millones de pesos menos que lo que se
gastó al final.
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