
Calderón y Benedicto XVI. Gesto desesperado.
Foto: Maria Grazia Picciarella
Detrás
del viaje que Benedicto XVI realizará a México el próximo año se
ocultan intereses y cálculos que van más allá de la fe y la doctrina.
Para el investigador Elio Masferrer, la presencia del Papa incidirá en
alrededor de 40% de los votantes que en 2012 decidirán quién será el
próximo presidente. Es más que evidente que la visita del sucesor de
Juan Pablo II ha sido organizada por el gobierno en turno en un gesto
desesperado, uno más, por impedir la derrota panista en los comicios de
julio del año que se aproxima.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La
visita del Papa Benedicto XVI a México planeada para marzo de 2012
“servirá para apoyar la candidatura del PAN a la Presidencia de la
República”, asegura el investigador Elio Masferrer Kan, especialista en
las tendencias del voto católico durante los procesos electorales.
Añade
que los tiempos políticos de la visita papal están tan minuciosamente
calculados por el PAN y la jerarquía católica, que el viaje está
planeado para finales de marzo del año próximo, justo cuando arrancan
las campañas políticas.
“Prácticamente será Benedicto XVI quien
esté abriendo las campañas políticas, que empezarán el primero de abril…
a los pocos días de su visita a México”, dice el experto.
–Y tres meses después será la elección presidencial
–Sí,
y para ese domingo 1 de julio todavía estará muy fresca la visita del
Papa; por ello quedará registrada en la memoria reciente.
–¿Pero realmente influirá mucho la visita papal en el ánimo de los votantes?
–Según
nuestros sondeos, la visita incidirá sobre 40% de la población. En un
sistema tripartidista como el nuestro, la presencia del Papa podría
definir la elección. Claro que ello dependerá de cómo se maneje la
visita.
Masferrer –cuyo último libro, Pluralidad religiosa en
México; cifras y proyecciones, está por salir en librerías– recalca que
fue el presidente Felipe Calderón quien hizo formalmente la invitación
al Papa.
“La visita la solicitó formalmente la Presidencia de la
República, principal interesada en que venga el pontífice, pues sabe
bien que el PAN, por sus afinidades ideológicas con la Iglesia, es el
partido que más puede aprovechar el viaje del Papa.
“No es
gratuito que ahora se anuncié públicamente que Calderón asistirá, en
calidad de creyente, a una misa en la Basílica de Guadalupe, tal y como
lo hacía el presidente Fox en su tiempo. Calderón siempre había
mantenido su credo privado lejos de los reflectores. Pero ahora ya se
está poniendo en sintonía con la visita del Papa.”
Por ello, dice,
cualquiera de los tres aspirantes que consiga la candidatura panista a
la presidencia de la República –Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel o
Ernesto Cordero– tendrá la bendición papal para participar en la
contienda electoral.
–¿Qué otros indicios hay de que el PAN intentaría sacar provecho electoral del viaje?
–Si
usted se fija, al Papa se le piensa llevar al Bajío, zona de fuerte
raigambre cristera. Es el caso de Guanajuato, entidad gobernada por el
PAN. Pese a que todavía no se define la agenda, la intención es llevarlo
a enclaves del PAN o a zonas donde históricamente el panismo ha tenido
una fuerte presencia. La negociación con el Vaticano es que el Papa no
vaya a bastiones del PRI o del PRD. Quieren que todo lo que pise sea de
color azul. Esa será la tónica del viaje.”
Más político que apostólico
El
primer anuncio de la visita se hizo el pasado 10 de noviembre, cuando
el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, informó que el Papa estaba
“estudiando un proyecto” para visitar México “en la próxima primavera”.
Adelantó que en caso de concretarse la visita no iría a la Ciudad de
México, pues su altitud podría afectar la deteriorada salud del
octogenario pontífice. Indicó que el viaje se determinaría el 12 de
diciembre, durante una ceremonia religiosa que el Papa realizaría en
honor a la Virgen de Guadalupe.
Y así fue. El pasado lunes 12, en
la misa guadalupana celebrada en la Basílica de San Pedro, en Roma,
Benedicto XVI confirmó su viaje a México, que aprovechará para ir
también a Cuba.
“Sostenido por el auxilio de la providencia divina
tengo la intención de emprender un viaje apostólico, antes de la santa
Pascua, a México y Cuba, para proclamar allí la palabra de Cristo y
afianzar la convicción de que este es un tiempo precioso para
evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad
ardiente”, dijo.
Aunque aún no se precisan fechas, la Santa Sede
ya trabaja para que el viaje a ambos países se realice del 23 al 28 de
marzo próximo. Se prevé que llegará primero a México, donde permanecerá
del 23 al 26 de ese mes. Los dos días restantes –27 y 28– estará en
Cuba.
De esta manera, el pontífice vendrá a México poco antes del 1
de abril, fecha en que arrancan las campañas políticas y comienza
también la Semana Santa.
Hasta el momento no se han definido los
lugares que visitará Joseph Ratzinger, aunque tal vez estará en Jalisco,
Querétaro y Guanajuato, principalmente en esta última entidad, donde
encabezará diversos eventos multitudinarios, incluyendo una
peregrinación al Santuario de Cristo Rey, en el Cerro del Cubilete,
enclavado en el centro del país y lugar emblemático de la lucha
cristera.
Para definir el itinerario, la semana pasada estuvo en
México Alberto Gasbarri, encargado de la comisión vaticana que organiza
los viajes del Papa. La nunciatura apostólica no quiso informar a
Proceso acerca de sus actividades y mantiene en reserva los
preparativos. Sin embargo, trascendió que el enviado del Vaticano sólo
estuvo en Guanajuato, por lo que, al parecer, se dará preferencia a esa
entidad gobernada ininterrumpidamente por el PAN desde hace 20 años.
“Ya
todo está cocinado –recalca Masferrer–. El estado panista de Guanajuato
tendrá preferencia. Ese y otros acuerdos se tomaron en noviembre pasado
durante la última asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado
Mexicano (CEM) a la que asistió el líder nacional del PAN, Pablo Emilio
Madero, quien incluso comió con los obispos en la sede del episcopado.
Madero hizo en corto todos los amarres. Ya después, los obispos fueron a
Los Pinos a cenar con Calderón para cerrar el pacto político.”
Desde
hace varios años, en cada proceso electoral federal, Masferrer, quien
es profesor-investigador de la Escuela Nacional de Antropología e
Historia (ENAH) y preside la Asociación Latinoamericana para el Estudio
de las Religiones, encabeza un equipo de encuestadores que analiza la
tendencia de lo que él denomina el “voto creyente”.
El
especialista indica que “como preámbulo a la visita del Papa”, el
Vaticano envió a México las reliquias del beato Juan Pablo II, que
recorrieron durante cuatro meses todo el país, desde finales de agosto
hasta el jueves 15.
Estrategia
El 21 de agosto pasado el
presidente acudió a la nunciatura apostólica para dar el banderazo de
salida a la peregrinación de las reliquias, que consistían en una
cápsula con sangre del beato, así como algunas de sus suntuosas
vestimentas que usó en vida y que ahora llevaba puestas un muñeco de
cera que representaba al llamado “Papa viajero” (Proceso 1817).
Dice Masferrer:
“El
peregrinaje de las reliquias lo utilizó la Iglesia como un termómetro
para medir su poder de convocatoria en distintos puntos del país. Esta
peregrinación y la visita del Papa son parte del mismo proyecto.”
–¿Qué se pretende finalmente con dicho proyecto?
–Conseguir
el voto de centro-derecha en las próximas elecciones presidenciales.
Esa es la pretensión del Vaticano y del PAN. Ese voto abarca una franja
muy amplia en la que abrevan principalmente el PAN y el PRI, aunque
también en menor medida otros partidos políticos.
–¿De qué porcentaje estamos hablando?
–Según
nuestras encuestas, aproximadamente 60% de la población es de
centro-derecha. Pero no es un bloque homogéneo. Tiene sus matices. Por
ejemplo, hay votantes de centro-derecha que son acendradamente
católicos; otros, en cambio, son más inclinados hacia lo laico. También
hay quienes jamás votarían por un candidato de izquierda. Lo que ahora
intenta el PAN es utilizar al Papa para ganarse todo ese espectro de
electores, blindarlo a su favor para que no haya fuga de votos hacia
otros partidos.
–¿Es viable este proyecto?
–Sí, pues aquí el
PAN y la Iglesia conforman prácticamente un bloque, al compartir
posturas como el rechazo al aborto, a la eutanasia, a los matrimonios
entre personas del mismo sexo, o al propugnar por una educación
católica, entre otros puntos en común que los unen históricamente.
“Así,
gracias a su alianza con la Iglesia, el candidato panista, sea quien
sea, le llevará ventaja a Enrique Peña Nieto, el principal aspirante
presidencial del PRI y quien está haciendo grandes esfuerzos por ganarse
el voto católico.
“Pero Peña Nieto está entrampado. Si se pone
demasiado clerical pierde votos laicos, y si se pone demasiado laico
pierde votos católicos. Junto con algunos obispos mexicanos, entre ellos
el presidente del episcopado, Carlos Aguiar Retes, Peña Nieto fue al
Vaticano a ver a Benedicto XVI y se sacó fotos con él, que hizo circular
profusamente. Fue un espectacular golpe mediático y un gancho al hígado
para el PAN.
“Luego Peña Nieto anunció que iría a Roma para
asistir a la beatificación de Juan Pablo II, celebrada el pasado 1 de
mayo. Pero desistió a última hora. Ese nuevo viaje al Vaticano ya le
pareció a su partido un exceso de clericalismo. Y quizá también hubo
maniobras del gobierno calderonista que le impidieron a Peña realizar el
viaje.
“El PRI no es el PAN. En el tricolor hay una tradición
jacobina y laica que no le permitirá a Peña Nieto aliarse abiertamente
con el clero, pese a que, según acaba de ventilarse en los medios, el
precandidato priista prometió a la jerarquía católica reformar el
artículo 24 constitucional para que se permitan actos religiosos fuera
de los templos.”
Respecto a la izquierda –abunda Masferrer– es muy
difícil que pueda capitalizar electoralmente la visita papal, aun con
el nuevo discurso sobre el amor que acaba de adoptar el otrora aguerrido
Andrés Manuel López Obrador, su precandidato presidencial.
También
recalca que durante las campañas presidenciales, el pleno de obispos
suele citar a cada candidato para que externe su postura en torno al
aborto y el matrimonio gay, entre otros temas espinosos que interesan a
la jerarquía. Con la visita del Papa –dice– este incómodo interrogatorio
cobrará mayor relevancia y tendrá más reflectores.
Y agrega:
“En
el fondo, Benedicto XVI no quiso ir a la Ciudad de México para no
toparse con el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, quien
despenalizó el aborto y legalizó el matrimonio gay. ¡Imagínese!, una
foto de Marcelo entregándole al Papa las llaves de la ciudad. ¡No! ¡Es
inconcebible!
“Además, la arquidiócesis de la ciudad de México
está a cargo del cardenal Norberto Rivera Carrera, quien fue amigo y
abierto defensor de Marcial Maciel, actualmente repudiado por el Papa y
el Vaticano. Maciel ya se convirtió en un lastre.
–Pero el cardenal Rivera acaba de estar en Roma, y allá declaró que es posible que el Papa venga a su arquidiócesis.
–Sí.
Estuvo como cuatro semanas en El Vaticano, muy probablemente
cabildeando para que el Papa vaya a su circunscripción eclesiástica.
Pero el cardenal ha quedado al margen por su cercanía con Maciel, por
sus oscuros negocios a costillas del culto guadalupano y porque ha sido
un fracaso como pastor. ¡No convoca fieles! A sus misas dominicales en
catedral irán unas 200 personas, la mitad son los guardias de seguridad
que llegan con sus familias. Sus misas no despiertan ni siquiera la
curiosidad de los turistas que deambulan por el Zócalo, mucho menos el
fervor de los fieles.
“Otro de los factores que influye para que
el Papa no venga a la Ciudad de México son las movilizaciones de repudio
a las que podría quedar expuesto. Grupos feministas, organizaciones a
favor de la diversidad sexual o indignados por la pederastia sacerdotal
pueden fácilmente manifestarse en el Distrito Federal. Benedicto XVI ha
sido muy cuestionado en sus viajes por los países europeos. El Vaticano
no quiere que esto se repita en México.”
–¿Entonces no es la altura de la ciudad lo que le afecta?
–Claro
que no. Si realmente fuera la altura no estarían planeando un evento en
el Cerro del Cubilete, que está a 2 mil 500 metros sobre el nivel del
mar. Tampoco lo traerían en el caluroso mes de marzo, ni mucho menos lo
llevarían después a la ardiente primavera cubana.
El investigador
insiste en que todo forma parte de “un pacto” para llevarle votos al
PAN, en el que se incluye la publicitada misa guadalupana a la que
asistirá Calderón, programada para este domingo 18 en la Basílica de
Guadalupe.
“Fervoroso católico”
El jueves 15 Hugo Valdemar,
vocero de la arquidiócesis de México, informó que la Presidencia de la
República ya les había confirmado la asistencia de Calderón a misa.
“El
presidente irá –dijo– en calidad de ‘ciudadano’ y de ‘creyente
católico’, lo cual no tiene nada de extraño, pues es un fervoroso
católico que semanalmente asiste a misa dominical, a las parroquias de
San Agustín o San Ignacio, en Polanco.”
Por su parte, Roberto
Velázquez Nieto, investigador del Archivo Secreto Vaticano y
especialista en las relaciones entre México y la Santa Sede, expone:
“Como
candidato presidencial, en 2006, Calderón prometió a los obispos que
trabajaría para que se permitiera la educación religiosa en las escuelas
públicas. Y como presidente, en alianza con la Iglesia, impugnó la
despenalización del aborto y la legalización del matrimonio gay en el
Distrito Federal.”
–¿Cómo se dio la invitación de Calderón para que el Papa venga a México?
–En
realidad, desde hace más de cuatro años el presidente viene invitando a
Benedicto XVI. En junio de 2007, durante un viaje al Vaticano, Calderón
se reunió con el Papa y lo invitó por primera vez a México. La segunda
invitación se la hizo en enero de 2009, durante el Encuentro Mundial de
las Familias que se realizó en la Ciudad de México. La tercera y última
invitación fue el pasado 1 de mayo, durante la beatificación de Juan
Pablo II en Roma, a la que asistió Calderón.
–¿Qué características diplomáticas y protocolarias tendrá la visita?
–Bueno,
Benedicto XVI vendrá en calidad de jefe de Estado y como tal será
recibido por Calderón. Quizás él lo reciba personalmente en el
aeropuerto al momento de su llegada, o bien, puede ser la canciller
Patricia Espinosa. Después, el presidente y el Papa tendrán uno o dos
encuentros de carácter privado. Así es como se estila.
–¿Por qué escogería el Papa 2012 para venir a México?
–Quizá
porque se cumplen 20 años de haberse reanudado las relaciones entre
México y la Santa Sede… Pero también debe tomarse en cuenta que es un
año electoral, muy decisivo para el país y con muchos intereses en
juego. Eso no puede pasarse por alto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario