Jesusa Cervantes
16 de diciembre de 2011
MÉXICO, D.F. (apro).- La
Iglesia regresa por sus fueros. La articulación entre los hombres
del poder y los poderosos jerarcas católicos en México no es nueva
y hoy, ante unas elecciones federales en puerta, unos y otros se
cobijan en la complicidad y la entrega de dádivas mutuas.
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El intento perredista por detener la reforma en San Lázaro.Foto: Eduardo Miranda FUENTE: http://www.proceso.com.mx/media /2011/12/pf-4252111215-Dip-EM-18-.jpg |
En el siglo XIX, Benito
Juárez llevó a cabo las Leyes de Reforma, con las que se alcanzó a
separación de Iglesia y Estado; desde entonces quedó de manifiesto
que el clero no podía intervenir en asuntos educativos en el sector
público ni intervenir en política.
“Al César lo que es
del César (los asuntos de Estado) y a Dios lo que es de Dios (los
asuntos de conciencia)”, como habría dicho Jesús de Nazaret a los
fariseos.
Sin embargo, al poder
arropó a Carlos Salinas de Gortari y, en pleno siglo XX, éste
aplicó un freno a lo establecido por Juárez. Entre otras cosas,
reconoció derechos políticos no activos al clero, otorgó
personalidad jurídica a las asociaciones religiosas y creó la Ley
de Asociaciones Religiosas para “limitar” la injerencia de la
Iglesia en asuntos de Estado.
Hoy, en el siglo XXI, los
priistas intentaron un retroceso mayor: abrogar en los hechos la Ley
de Asociaciones Religiosas, permitir la injerencia de la Iglesia en
la educación básica y la posibilidad de acceder a medios de
comunicación a través de concesiones.
El regalo para la Iglesia
católica fue promovido por el virtual candidato presidencial del
PRI, Enrique Peña Nieto, quien creyó que todos los diputados lo
seguirían sin chistar. Por suerte, algunos dieron la batalla y
lograron mantener sin variaciones la ley; sin embargo, no pudieron
impedir el fraseo de permitir la libertad religiosa en “lo
colectivo o individua.” Y “lo público o lo privado”.
De cierto, ambas frases
abren la puerta a diversas interpretaciones por las cuales se pueden
colar las diversas iglesias.
En realidad el regalo es
para el papa Benedicto XVI, quien llegará a México en marzo
próximo.
Es así que la jerarquía
católica y Peña Nieto se reunieron y acordaron los cambios en la
reforma religiosa: el clero recuperaría algunos de sus fueros en
tanto que el exgobernador mexiquense tendría el apoyo de la Iglesia
en su campaña presidencial del 2012.
Con objetivos distintos
pero siempre unidos, PRI e Iglesia católica caminan juntos hacia el
2012.
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